DV. El nadador donostiarra Richard Oribe se proclamó ayer campeón olímpico de los 200 metros libres en su categoría S4 y además estableció en la final el récord del mundo de la distancia con un tiempo de 2:55.81, mejorando la marca que desde 2003 mantenía el japonés Hanada.
«Estoy muy contento de haber ganado. En Atenas 2004 perdí el oro. Es estupendo haberlo recuperado», señaló Oribe, de 34 años.
El donostiarra salió dispuesto a demostrar que en este tipo de distancias no tiene rival y que el segundo puesto en los 100 metros fue una anécdota. Durante los primeros cincuenta metros el francés Smetanine y el checo Povysil pudieron aguantarle el ritmo, pero en el segundo largo ya sólo el primero podía seguir su marcha.
A partir de entonces, el donostiarra siguió apurando la frecuencia de sus brazadas y al encarar los últimos 50 metros ya se sabía que nadie podía amenazar su victoria. Sus últimos metros fueron un intento de dejar para la historia un crono que sólo él podrá batir. Su 2:55.81 es tres segundos inferior al anterior récord del mundo y entroniza definitivamente a Richard en la leyenda de este deporte. Justo cuando consigue su medalla paralímpica número 13, algo al alcance se sólo unos pocos.
La tercera jornada de los Juegos Paralímpicos se cierra con la que es la tercera medalla para la delegación vasca en Pekín. En los dos días anteriores, Sandra Gómez y el propio Oribe habían obtenido platas en el Cubo de Agua.
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